Una anguila eléctrica de Volta, capaz de someter a peces pequeños con una sacudida de 860 voltios, da bastante miedo. Ahora imagina más de 100 anguilas dando vueltas, desatando ataques eléctricos coordinados.
Se suponía que semejante espectáculo era sólo materia de pesadillas, al menos para las presas. Los investigadores han pensado durante mucho tiempo que estas anguilas, un tipo de pez cuchillo, son cazadores nocturnos solitarios que usan su sentido eléctrico para encontrar peces más pequeños mientras duermen (SN: 4/12/14). Pero en una remota región del Amazonas, grupos de más de 100 anguilas eléctricas (Electrophorus voltai) cazar juntos, acorralando a miles de peces más pequeños para concentrar, sorprender y devorar a la presa, informan los investigadores el 14 de enero en Ecología y Evolución.
“Esto es enormemente inesperado”, dice Raimundo Nonato Mendes-Júnior, biólogo del Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad en Brasilia, Brasil, que no participó en el estudio. “Esto demuestra lo poco que sabemos sobre cómo se comportan las anguilas eléctricas en la naturaleza”.

La caza en grupo es bastante rara en los peces, dice Carlos David de Santana, biólogo evolutivo del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian en Washington, DC. “Nunca había visto más de 12 anguilas eléctricas juntas en el campo”, dice. Es por eso que se sorprendió en 2012 cuando su colega Douglas Bastos, ahora biólogo del Instituto Nacional de Investigación Amazónica en Manaus, Brasil, informó haber visto más de 100 anguilas congregándose y aparentemente cazando juntas en un pequeño lago en el norte de Brasil.
Dos años después, el equipo de De Santana regresó al lago para realizar observaciones más detalladas. Las anguilas de casi 2 metros de largo reposan letárgicamente en aguas más profundas durante gran parte del día, encontraron los investigadores. Pero al anochecer y al amanecer, estas largas rayas negras se juntan, arremolinándose al unísono para formar un círculo retorcido de más de 100 fuertes que arrastra a miles de peces más pequeños a aguas menos profundas.
Después de acorralar a la presa, grupos más pequeños de unas 10 anguilas desencadenan ataques eléctricos coordinados que pueden hacer que los peces en shock salgan volando del agua. Los investigadores aún no han medido el voltaje combinado de tales ataques, pero 10 anguilas de Volta disparando juntas podrían, en teoría, alimentar algo así como 100 bombillas, dice de Santana. Las entonces presas flotantes e indefensas facilitan la pesca para la masa de anguilas. Todo el calvario dura unas dos horas.
Hasta ahora, tales agregaciones se han observado solo en este lago. Pero de Santana sospecha que la caza en grupo puede ser ventajosa en otros lagos y ríos con grandes cardúmenes de peces pequeños. Gran parte del área de distribución de las anguilas sigue sin ser explorada por los científicos, por lo que De Santana y sus colegas están lanzando un proyecto de ciencia ciudadana con comunidades indígenas para identificar más lugares donde muchas anguilas viven juntas, explica. “Todavía hay mucho que no sabemos sobre estos organismos”.
Source: Science News by www.sciencenews.org.
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