La forma en que lavamos nuestra ropa es una fuente importante de contaminación plástica en los océanos y, en particular, en el Océano Ártico. En efecto, de acuerdo con un estudio reciente, la mayoría de los microplásticos que se encuentran en este océano provendrían de nuestra ropa.
Como parte de esta nueva investigación, varios científicos, incluido Peter Ross, un investigador especializado en contaminación oceánica, analizaron la distribución de microplásticos en el Océano Ártico. Para hacer esto, recolectaron muestras de agua de mar de 71 sitios diferentes en varias regiones del Ártico, desde Europa hasta el Polo Norte. Los científicos han encontrado microplásticos hasta 1.015 metros de profundidad en las aguas del mar de Beaufort, al norte de la costa de Alaska.
Nuestra ropa contamina los océanos
Si ya se demostró que los microplásticos han penetrado en los rincones más remotos de nuestro planeta, el equipo investigador explica que siguen sin estar claros los mecanismos que permiten comprender su distribución y su escala de contaminación. A través de su estudio, los científicos descubrieron que el Océano Ártico tiene alrededor de 40 partículas de microplásticos por metro cúbico. La gran mayoría de estas partículas (92,3%) provendrían de fibras sintéticas, principalmente poliéster.
Según los científicos detrás del estudio reciente, las fibras de poliéster habrían llegado al este del Océano Ártico a través del Océano Atlántico, y posiblemente también por cierto transporte atmosférico desde el sur. Según el equipo de investigación, las fibras textiles son las principales culpables de la contaminación de las aguas árticas. De hecho, cuando un individuo lava su ropa en poliéster u otras fibras sintéticas, se liberan microplásticos antes de contaminar los océanos en los que se encuentran.
Los científicos creen que un solo artículo de textil es suficiente para liberar millones de fibras durante el lavado tradicional a máquina. En cuanto a los microplásticos presentes en el Ártico, el estudio sugiere que su presencia podría deberse a la evacuación de aguas residuales de las lavadoras utilizadas en Europa y América en particular.
Peter Ross recuerda, como ya había explicado en un video en 2018, que es imperativo buscar identificar el origen de los microplásticos para esperar poner fin a su contaminación. “Cuanto más buscamos microplásticos en las muestras ambientales, más nos damos cuenta de que […] vivimos en una nube de polvo plástico. Dondequiera que miremos encontramos microplásticos […] Los microplásticos están en todas partes “, asegura el investigador.
Source: Slate.fr by www.slate.fr.
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