Meghan escribe que sucedió en julio justo después de cambiar a su hijo Archie. “Después de cambiarle el pañal, sentí un fuerte calambre. Me caí al suelo con él todavía en mis brazos. Para mantenernos tranquilos, tarareé una canción de cuna”. La alegre canción fue un marcado contraste con lo que acababa de suceder, según Meghan. “Mientras sostenía a mi primer hijo, sabía que iba a perder al segundo”.
La duquesa de Sussex fue hospitalizada. “Horas después, me acosté en una cama de hospital y sostuve la mano de mi esposo. Sentí sus manos húmedas y besé la parte exterior de su mano. Estaba mojada por todas las lágrimas”.
Según Meghan, la forma más atroz de duelo es perder a un hijo y, sin embargo, pocas personas hablan de ello. Ella y Harry descubrieron que si había cien mujeres en una habitación, de diez a veinte habían abortado. “A pesar de este dolor común, la conversación al respecto sigue siendo un tabú”.
Sigue el ejemplo de las mujeres que la precedieron. “Algunos han compartido valientemente sus historias. Han abierto la puerta, sabiendo que si alguien cuenta la historia real, otros lo seguirán”. Meghan enfatiza en su artículo de opinión que siempre es importante preguntar cómo está realmente la gente. “Cuando realmente escuchan nuestras respuestas, el proceso de duelo se vuelve más fácil. Para todos nosotros. Cuando compartimos nuestro dolor juntos, también podemos sanar juntos”.