
¿Tenemos la impresión de que nuestros éxitos se deben al azar o circunstancias favorables y no hicimos nada por ellos? Entonces seguramente somos víctimas de este síndrome y no tenemos suficiente confianza en nosotros mismos. A la hora de recuperarnos, es norma centrarnos en nuestras fortalezas porque concienciarlas mejora la autoestima.
Ejercicio: En noches tranquilas o fines de semana, tómese el tiempo para responder las siguientes 3 preguntas para reconocer nuestros verdaderos valores.
– Sobre qué soy más talentoso; ¿Cuándo probé esto últimamente?
– En tales casos, ¿qué me hace único?
– ¿Cuáles han sido mis éxitos más recientes? Conectarlos con nuestras habilidades específicas.
Esto puede ser de ayuda si, por ejemplo, llamamos a algunos de nuestros buenos amigos, conocidos a los que damos su opinión, para que nos cuenten nuestras 3 cualidades, de las que hablan con aprecio. Luego evaluamos la retroalimentación para sentir el impacto del reconocimiento en nosotros. Además, examinemos si las opiniones de quienes nos rodean concuerdan con nuestra imagen de nosotros mismos y extraemos lecciones.
No rechacemos la alabanza, la falsa modestia puede ser una forma de orgullo. Aceptemos de buen corazón lo que hemos escuchado de nuestros amigos y no olvidemos agradecer…
Atrévase a hablar libremente sobre estos síntomas con estas personas de confianza. Esto nos permite aliviar la carga de la enfermedad y también nos ayuda a deshacernos de nuestras creencias.
Cuando el perfeccionismo pone la barrera
¿Nos estamos fijando metas difíciles, somos propensos a elevar demasiado el listón y no estamos tratando de alcanzar la perfección? Si no logramos nuestro objetivo, ¿nos sentimos culpables? En este caso, la ansiedad que siente por la insatisfacción consigo mismo también puede hacer que se vuelva dependiente de las opiniones de los demás. La solución es “entrenarnos”. Para que la insatisfacción provocada por nuestro perfeccionismo sea sustituida por la calma, un estado de ánimo equilibrado.
Ejercicio: Por la noche, en la cama, antes de conciliar el sueño, cierra los ojos y concéntrate en tu respiración sin modificarla. Cuando inhalamos, sentimos que la calma nos inunda, y cuando exhalamos, sentimos nuestras ansiedades y molestias. Luego piense en uno de nuestros éxitos pasados, nuestras otras buenas actuaciones, ya sean más pequeñas o más significativas. Visualizamos el éxito: imagina los pequeños detalles del mismo. Nos sentimos completamente llenos de una sensación positiva de buen desempeño.
Para capturar este sentimiento positivo, nos repetimos en voz baja: “Estoy en forma y esto lo he probado”, “Tengo confianza y no tengo miedo al fracaso”. “Actúo sin presiones, sin miedo al juicio de los demás”, “Puedo lograrlo sin establecer demasiados objetivos, No necesito perfeccionismo ”.
Quedémonos dormidos con esta práctica en nuestra mente así como con la sensación de satisfacción que provoca. Repita este ejercicio durante varias noches consecutivas. También sentiremos lentamente el crecimiento de nuestra confianza en nosotros mismos.
EL PSICÓLOGO RESPUESTA
¿Cómo nos sentimos cuando sufrimos el síndrome de la imposición?
La mayoría de las veces son indignos de los fenómenos positivos de la vida y generalmente son rechazados por la comunidad o la familia. También podemos sentirnos indignos cuando pensamos que inconscientemente hemos violado reglas sociales o culturales (este puede ser el caso, por ejemplo, cuando estamos en una relación con una persona con educación superior hasta que hayamos completado la educación superior). Finalmente, también podemos luchar con sentimientos de incompetencia, incompetencia, especialmente en nuestro trabajo. Al hacerlo, podemos considerar que no es apropiado, por ejemplo, nuestro título, no tenemos una buena referencia o experiencia suficiente en el campo.
¿Qué más podemos hacer para salir de eso?
Es un trabajo largo reevaluar todo lo que pensamos sobre nosotros mismos y creemos (erróneamente). Es primordial mejorar la imagen que tenemos de nosotros mismos y ser conscientes de nuestras habilidades. Autohipnosis, por ejemplo, puede ser un intento interesante de capturar nuevos pensamientos dentro de nosotros. Pero probablemente solo tendremos éxito si practicamos todos los días durante al menos tres semanas. Durante el día podemos recitar un mantra como, por ejemplo, “Soy digno de mi familia” o “Me pongo a trabajar, siempre en el presente y en forma afirmativa. Todo esto puede estar asociado a recuerdos o acciones que justifiquen nuestras aspiraciones.
También se pueden utilizar opciones terapéuticas. A menudo, como parte de la terapia, el paciente nota que los frenos y los miedos están asociados con este síndrome, dice el psicólogo. Además, es fundamental consultar a un profesional si nuestras emociones se ven afectadas por el problema, por ejemplo, sentimos que no somos dignos de ser amados, lo que conlleva dificultades importantes en muchos ámbitos, pero especialmente en la relación.
PRUEBA MINI
¿Sientes a menudo que no estás en el lugar correcto? SÍ NO
¿Trabaja más en su trabajo que sus colegas? SÍ NO
¿Su minidg de trabajo parece que no estuvo a la altura de las expectativas? SÍ NO
Difícil de aceptar el reconocimiento, ¿te avergüenza? SÍ NO
¿Crees que tus compañeros son mejores que tú profesionalmente? SÍ NO
¿Eres más una figura ansiosa? SÍ NO
Si la mayoría tiene una respuesta SÍ, entonces estás involucrado en el síndrome del impostor.
Fuente: Galenus